Los verdaderos inicios del Montañismo Chileno.
En la vastedad del Wallmapu, donde la tierra se funde con el cielo, habita hasta nuestros días un pueblo de espíritu indomable: los Mapuche. Nómadas en sus inicios, antes de convertirse en cazadores recolectores, sus pasos recorrían la piel del continente, dejando huellas en la memoria ancestral. Entre ellos, existía una figura singular, un en las alturas, un lugar para los vigías del cosmos: el Azkintuwe.
Su nombre, que emana de la acción de «pararse sobre algo para mirar», revela la esencia de su función. Era el lugar que habitaban los azkintuchefe (el que realiza la acción de pararse a mirar desde las alturas) de las llanuras y las cumbres, el ojo omnisciente que escrutaba el horizonte cartografiando el lugar, vigilaba el territorio en busca de señales, presagios y peligros, como así mismo servia de mensajero entre el Willimapu y el Puellmapu.
Mirando al Infinito
En el Puelmapu, la inmensidad de la pampa exigía una mirada sagaz. Allí, los Azkintuwe convertían pequeñas piedras y montículos de tierra en sus atalayas, elevando su vista hacia el infinito. Desde esos pedestales naturales, cartografiaban el territorio, memorizando cada detalle, cada arroyo, cada ondulante loma.
En el Willimapu, surcado por dos cordilleras imponentes, la tarea se tornaba aún más desafiante. Los Azkintuchefe ascendían a las cumbres nevadas, desafiando las inclemencias del clima, para obtener una visión panorámica del Azkintuwe. Su mirada aguda, como la del cóndor andino, escudriñaba valles, bosques y cordilleras, creando mapas mentales de una precisión asombrosa.
Más allá de la Vista
La función del Azkintuwe no se limitaba a la observación física. Su rol era profundamente simbólico y espiritual. Era un puente entre el mundo terrenal y el celestial, un intérprete de los mensajes que el viento susurraba entre las hojas y las estrellas de la noche.
Los azkintuchefe y su conocimiento del territorio y su conexión con el cosmos lo convertían en un rol invaluable para la comunidad. Era el encargado de identificar rutas seguras, predecir el clima y elegir los lugares más propicios para el asentamiento. Su sabiduría era un tesoro para los mapuche, una brújula que les guiaba en su periplo por la vida.
Emisarios de la Cordillera
Los Azkintuchefe también eran mensajeros, embajadores entre comunidades dispersas por la vastedad del Wallmapu. Cruzaban cordilleras, atravesaban ríos y valles, llevando consigo noticias, advertencias y mensajes de paz o guerra. Su capacidad de recorrer grandes distancias y su aguda memoria los convertían en enlaces esenciales para la comunicación y la diplomacia mapuche manteniendo vivo el nutram (conversación) a distancia.
Vigías del Tiempo
En las noches estrelladas, el Azkintuchefe se convertía en un astrónomo que observaba el movimiento de los astros, aprendiendo a leer los mensajes del cielo. Su conocimiento de la astronomía le permitía determinar las estaciones del año, predecir eclipses y guiar a la comunidad en sus actividades agrícolas y ceremoniales.
Sabiduría Ancestral y Sueños Reveladores
Los conocimientos del Azkintuchefe adquiridos en el Azkintuwe nacían de un legado transmitido de generación en generación por los Kuifikecheyen (ancestros). Historias, mapas mentales y secretos del territorio se tejían en la memoria colectiva, conformando una sabiduría profunda y arraigada a la tierra.
A esta herencia ancestral se sumaban las revelaciones que recibían a través de los sueños, los «pewma». En la quietud de la noche, bajo la bóveda celestial, los Azkintuchefe eran visitados por visiones que les guiaban, les advertían y les conectaban con el mundo espiritual.
Pioneros del Andinismo Chileno
Su profundo conocimiento de los cordones cordilleranos, tanto la cordillera de la costa como la cordillera de los Andes, los convertía en los primeros andinistas chilenos. Conocían cada vereda, cada grieta, cada paso desafiante de las montañas, guiando a su pueblo a través de rutas seguras y explorando nuevos horizontes.
Su destreza para ascender las cumbres les permitía no solo observar el territorio, sino también conectar con los espíritus de las montañas, entidades ancestrales que habitan en las alturas. Esta conexión espiritual les otorgaba aún más sabiduría y poder, reforzando su rol como guardianes del Wallmapu.
Herencia Ancestral
El legado del Azkintuwe y los Azkintuchefe perdura en la memoria del pueblo mapuche. Su espíritu de observación, su conexión con la tierra y el cosmos, y su compromiso con la comunidad son valores que siguen inspirando a las nuevas generaciones.
En cada mirada hacia el horizonte, en cada susurro del viento, en cada estrella que brilla en la noche, se encuentra la esencia del Azkintuwe: un vigía de la inmensidad, un guardián del Wallmapu, un símbolo de la sabiduría y la resistencia mapuche.
2 comentarios en “Los Azkintuwe Mapuche”
Importante la información entregada! Quedan registros de los lugares de descanso y refugio entre las montañas ? Cómo para un estudio Paleontologico? Posible mente existan! Pero ocultos en las rutas más complicadas de la alta cordillera!
efectivamente peñi, algunos de esos lugares serán incluidos en nuestras rutas.